sábado, 15 de agosto de 2015

Las cicatrices del amor.

             El amor es algo valioso y único en nuestras vidas, aunque suelen haber personas que juegan con él, solo por satisfacer sus deseos personales. Que pase por distintas fases es lógico, pero el resultado de una relación duradera depende únicamente de lo que ambos decidan hacer con él.
           Hay expertos que coinciden en que mantener vivo el amor es cosa de dos. Si algo se “tuerce” nunca volverá a ser como el principio, puesto que el romanticismo de los primeros tiempos no solo es inviable, sino insostenible, desde el punto de vista fisiológico.
           Comprendo que no es igual, pero puede ser mejor. Sencillamente es distinto, por lo que no puede ser medible ni comparable. Puede incluso, ser mejor desde el punto de vista tanto emocional como cómplice erótico. Vendrán malos tiempos, y uno de los dos, o los dos, deseará dejarlo, porque el deterioro progresivo de la convivencia es la prueba más dura a la que un ser humano puede someterse. Por eso, el diálogo, la mutua comprensión y el apoyo pueden lograr que la relación prospere. Aunque al principio, se cometen equivocaciones, debido a no “ver” el trasfondo con exactitud. 
            Las expresiones del rostro nos indican lo que la persona ha vivido hasta ese momento y sobre todo, cómo lo ha vivido; por eso, es importante acostumbrarse a esas finas marcas en la piel que se van instalando en nuestro rostro y que sólo son reflejo de nuestra vida. La vida es cambio, ésa es nuestra auténtica realidad. Basta mirar unas fotos de nuestros hijos de diferentes épocas para poder evidenciar esa verdad irrevocable. Uno de los pilares de esa construcción es atreverse a mostrarnos indefensos  sin poses y sin caretas. Con honestidad. Y permitirle al otro que nos conozca.
             Pero no todos lo asumimos así y hay gentes que hacen todo lo posible para borrar de su rostro las “huellas” del paso del tiempo, aunque no olvidemos que la auténtica belleza es interior, y no por ello, ni tal vez porque nuestra sociedad no interiorice, pueda profundizar en nuestra verdad. La preocupación por el envejecimiento es tema de intranquilidad para muchos de nosotros. Sin embargo, hay que tener claro que las arrugas no siempre reflejan nuestra edad real. De hecho, en algunas ocasiones puede haber un desfase notorio entre la edad y los signos de envejecimiento.
             Hay una diferencia enorme entre dejar huella o dejar cicatrices. Las cicatrices son señales de daño, de dolor, de heridas abiertas, de emociones que necesitamos limpiar y tratar. Las huellas son sencillas marcas que no elegimos tener y que nos recuerdan un tiempo que pasa y no se podemos evitar.
             Infidelidad y celos son circunstancias tan antiguas como el propio amor, que terminan carcomiendo los cimientos de la pareja, bien sea por motivos fundados o infundados. Y en tiempos de crisis, no podían faltar los problemas económicos.
             El amor es como la energía, ni se crea ni se destruye… Únicamente se transforma. Porque nosotros vamos cambiando y es cuando el factor tiempo entra en juego. Solo la verdad y la sensación de libertad de quien eres, puedes ofrecerle al otro, tu verdadero ser, para construir una relación de pareja con justa reciprocidad.

 Meditación: El amor es un camino que de repente aparece, y de tanto caminarlo se te pierde.
 

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