viernes, 7 de agosto de 2015

Aprender a vivir el presente II.

            Vivir el presente a veces puede resultar complicado. La vida es ahora o nunca. Ayer ya pasó, nos guste o no lo que vivimos. De hecho, las principales dificultades aparecen cuando no nos podemos deshacer del pasado y le damos demasiada importancia, o cuando pensamos continuamente en un hipotético futuro, olvidándonos de la realidad. Nadie nos asegura que haya un mañana. Así es el presente, es el momento de perseguir los sueños, de amar a los seres queridos y de vivir con mayúscula.
            Ni el pasado ni el futuro existen. El pasado es la base sobre la que se construye la vida y solamente podemos hablar de él por la memoria. Del mismo modo el futuro todavía no ha irrumpido por lo que únicamente  la proyección imaginaria nos permite hablar de él. En este sentido, lo único real es el momento presente, donde realmente se encarnan todas nuestras vivencias.
             Si lo pensamos fríamente, el pasado es el que nos ha traído al momento presente en todos los sentidos. Cada experiencia vivida ha ido forjando nuestra personalidad. En el pasado tomamos decisiones sobre como seremos más adelante, algunas de ellas de forma inconsciente.
            La clave de todo está en la aceptación, la no resistencia. Algunas personas a veces nos hablan de “rendirse a la vida”, cuando en verdad se trata de no juzgar  lo que sucede como bueno o malo, sino simplemente aceptar que la vida sigue su curso y tratar de sacar siempre algo positivo de cualquier experiencia. A fin de cuenta el pasado, ya no existe más que en el recuerdo.
            Es frecuente que nos preocupamos de nuestra situación pasada. Y para ello, acudimos a eso de “Si hubiera hecho…”. “Si hubiera dicho…” En todos estos casos estamos usando nuestra mente hacia un futuro imaginario que de ninguna manera podemos asegurar que alguna vez se hubiera experimentado. Y por supuesto no hay manera de afrontar esa situación porque simplemente. ¡No existe!, no es más que una creación de nuestra mente.
           Pero quizás lo más peligroso de este juego, como decía anteriormente, es que muchas veces no somos conscientes de nuestras reacciones automáticas antes determinadas situaciones. Es importante tomar consciencia para poder modificar a tiempo aquellos comportamiento que nos alejan de lo que queremos conseguir o que simplemente nos hacen sentir mal.
            Las personas que incurren en estas prácticas, por lo general tienden a desarrollar y arrastrar sentimientos de culpas por el pasado, y sobretodo el miedo, la angustia y la ansiedad por el futuro.
            Como en casi en todo, esta forma de vivir el presente, está en la pasión por lo que hacemos y lo que queremos conseguir y sobre todo confianza en uno mismo y en la búsqueda de un entorno que nos ayude a conseguir lo queremos.
            Es importante no perder nunca la ilusión, las ganas de alcanzar nuestros sueños. Pero hay que dejar que la vida siga su curso sin valorar cada suceso como algo que se nos acerca o que nos aleja de nuestros objetivos. Si te acerca, sigues haciendo lo que realmente hace, Y se te alejas, descubrirás que el riesgo de vivir el presente vale la pena.

 Meditación: La vida se divide en tres tiempos: el presente, futuro y el pasado. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro dudoso y el pasado, cierto.

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