martes, 29 de julio de 2014

¿Por qué no nos entendemos?

             Los seres humanos fuimos creados para convivir con otras personas y no para estar solos y alejados del resto de la sociedad. Sin embargo, en muchas ocasiones esta convivencia se nos hace difícil ya que estamos tan ensimismados en nuestra forma de vivir y de ver las cosas que dejamos de ser tolerantes con los demás seres que nos rodean. En verdad nos pasamos la vida sin entendernos o, lo que es más inquietante, malentendiéndonos.
            Y cuando no, nos encontramos con la deslumbrante situación en la que perecemos sin llegar a comprendernos. Pero no siempre acabamos de ver los motivos que conducen a los demás a adoptar ciertas aptitudes o decisiones. También es verdad que no pocas veces tampoco está claro lo que nos ocurre con nosotros mismos. Entonces es cuando nos  descorazonamos. Y, si nos descuidamos nos lanzamos a extraer precipitadas conclusiones. Diciendo: “Si no lo entiendo es que no está bien” En cierta medida no parece mal que intentemos  valorar en algún sentido lo que hacemos; pero deberíamos comprender que vivir es no llegar a entenderse nunca del todo. Y si uno dice: “No te entiendo”, y con ello terminar la comunicación, sería razonable intentar comprender, que a veces es conveniente preservar una distancia. Sin embargo, tenemos que asimilar, que llegar a entenderse “del todo” no es lo mismo que “absoluto”.
            Lo cierto es, que deberíamos razonar y  repetir de forma incesante y a través de nuestra mente, esto tan sencillo; “te acepto, intento comprenderte  y me intereso por ti” Así de esta forma, y si pudiéramos comunicarnos en esta forma, unos a otros, todos creceríamos individualmente, en la comprensión personal y sobre todo en la aceptación. No perdamos nunca de vista a las personas cercanas, e incluso  aquellas con las cuales no nos conectamos habitualmente, como pueden ser familiares o amigos. Tengamos en cuenta que en cierta forma llevamos en nuestras manos el deseo a quien apreciamos. Si así lo aceptamos, les entenderemos comunicando la fuerza de la compresión.
            Ni que decir tiene, que muchos son personas que tienen dificultades para perdonar sus errores. Esto ocurre sobretodo en las “personas perfeccionistas” que no toleran la posibilidad de equivocarse o de errar. En estos casos es importante entender que somos humanos y que como todos, nos equivocamos y no por ello le valoremos menos.            Todo esto es un efecto que no requiere dominarlo todo, captarlo todo; sí verlo  dominando la situación. Pero intentarlo sin fisuras llegando a un entendimiento y no tener dudas, ni incertidumbres. Tal situación no es  apropiarse completamente del otro, solo se trata de apreciarlo, aunque no le tengamos enmarcado.
             El entendimiento es una “potencia maravillosa”, que distingue, pero que “aísla y separa” y, por ello, no es un principio de unidad. Entenderse es necesario, aunque sí, lo complementa el afecto. Sin él, hay poco que hacer. Tampoco se trata de entregarse a la indiferencia de la comprensión.
           Debemos de considerar que el interés por llegar al otro, por vincular el aprecio al conocimiento, por sintonizar, por latir y respirar conjuntamente no supone alejarnos de su existencia. No entenderse del todo es también verse sorprendido por la vida que tanto nos atrae.

            Meditación: Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás. Si quieres comprender a los demás, mira en tu propio corazón.

sábado, 26 de julio de 2014

Superar los contratiempos.

            Que duda cabe que para superar los contratiempos, debemos tener confianza en uno mismo y estar íntimamente unido a pasar a una acción inmediata. La confianza y la acción se retroalimentan. Por eso si confiamos en nosotros mismos, nos atrevemos a actuar para ir en la dirección que deseemos.
           Sin embargo, pasar a la acción no siempre es sinónimo de éxito: a veces nos esforzamos,  actuamos, y aún así las cosas no nos salen bien. Por ello, más que juzgarnos por nuestros éxitos o nuestros fracasos, nuestra autoestima se debe cimentar por los hechos de confianza en nuestra valía personal, más allá de los resultados. Así sin perder la lucidez, ni llegar a la tozudez ciega, no debemos de perder la confianza ante cada intento fallido, sino que tenemos que perseverar para alcanzar nuestras metas.
            Sí, es una situación tan complicada como la actual, en la que la crisis nos dibuja un futuro poco o nada halagüeño, marcado por la incertidumbre y en la cual todos somos conscientes de que hay gente a nuestro alrededor que afrontan situaciones muy difíciles; de esta forma, es fácil que el miedo nos paralice. Sin embargo, es precisamente la forma de actuar para llegar y  lograr vencer esas sensaciones de impotencia y darnos cuenta de que intentar incidir en nuestro futuro es mejor que rendirnos al fatalismo y quedarnos de brazos cruzados.
            En verdad hablar de pensamientos positivos “con la que está cayendo” puede parecer incluso una broma de mal gusto. Y, sin embargo, sólo si mantenemos una dosis de optimismo, quizás podremos cambiar las cosas, podremos avanzar, ya sea a nivel colectivo o individual. Para no desanimarnos, es importante no tirar la toalla al primer intento, ir paso a paso, marcándonos objetivos asequibles y que nos vayan acercando a nuestras metas.
            Debemos sacarnos el miedo de encima y actuar. No se trata de obviarlo, ni de no tomar conciencia de las dificultades ni de los problemas, ni de creer que podemos lograrlo sólo con proponérnoslo, sino de sobrepasar ese temor, asumiéndolo, y confiar en que, si lo intentamos, si nos esforzamos, las cosas pueden ir a mejor.
             En muchos casos iniciar una terapia no significa “estar loco” sencillamente es aceptar y reconocer que nos enfrentamos a unos contratiempos que la vida nos ha presentado, los cuales no somos capaces de resolver por nosotros mismos y necesitamos el consejo, una ayuda profesional o simplemente alguien que desee y sepa escucharnos, al mismo tiempo de guiarnos en la búsqueda de una solución determinada.
             Siempre las sobrecargas de tareas que todo vivimos y las dificultades que afrontamos son un lógico desencadenante del estrés. Pero confiar más en nuestra capacidad, para solucionar los contratiempos y en que las cosas acabarán saliendo bien,  sin dudas, nos ayudarán a aliviarnos. Ganar confianzas en nosotros mismos nos vuelve más resolutivos, animándonos a actuar y siempre nos ayudará a reducir el agotador y limitante exceso del estrés.

 
Meditación: Es más fácil dar consejos que sufrir con fortaleza los contratiempos.

 

Autumn Sonata - Igor Krutoy




Meditación: La paciencia es un árbol de amargas raíces, pero de frutos muy dulces.

miércoles, 23 de julio de 2014

Los remordimientos.

           Los remordimientos son situaciones que experimentamos en nuestro interior debido a actuaciones pasadas de las que nos creemos culpables. Así llegamos a decir que los remordimientos de conciencia pueden llegar a ser tan intensos que solo existe una forma de calmarlos. Reparar el daño realizado, es decir, pedir perdón o decir lo siento a la persona a la que se le ha hecho. Lo cierto es que el perdón es un acto de verdadera valentía que nos permite empezar de cero en una relación de amistad, amor, familiar, etc. Las emociones no apartan información sobre el modo en que se encuentra nuestro mundo interior y cómo nos sentimos en ese momento.
            Sin embargo, a pesar de lo mucho que se ha escrito acerca del sentimiento de culpa no siempre se habla de la cara amable de esta emoción. Porque también la tiene. He podido experimentar en diferentes personas, que una vez pasada la tempestad de los síntomas y malestares en sus innumerables formas, la culpabilidad puede cambiarse en sentido consciente de responsabilidad, pero a veces es imposible.
            Tal vez por ello, es positivo escuchar la tristeza que produce en nuestro interior, la decepción o el miedo que produce tras sufrir remordimiento de conciencia. Todo causado por una acción que se ha considerado incorrecta a través del tiempo, que indudablemente puede corregirse y cambiar en cualquier momento.
            Y es que, a diferencia de lo que suele ocurrir con cualquiera de nuestras situaciones, el sentimiento de culpa prestigia a quien carece de él. Esta máxima por lo general inconsciente, nos lleva a la implícita necesidad de transferir la responsabilidad de los hechos a los demás. De este modo, creemos conservar la nobleza de nuestras intenciones, sin darnos cuenta del alto precio que pagamos por vivir en una tóxica situación de victimismo.
             El remedio es la sinceridad y el arrepentimiento. Aceptar la responsabilidad de una acción determinada. La superación del remordimiento, y la paz consiguiente,  depende mucho de la noción que  tengamos de nuestra propia personalidad. Por ejemplo, si nos consideramos excesivamente vengativo y solamente justiciero es comprensible un sufrimiento que no se va ni con el arrepentimiento. Los escrúpulos son diversos, pero sus síntomas pueden ser semejantes. Si se sabe apreciar que la coherencia personal  se armoniza con la misericordia, será más fácil la sensación de ser realmente perdonado. Aunque si se tiene el sentido de una fuerte personalidad con todos los matices de la redención personal, se puede superar el dolor y adquirir una confianza y seguridad llenas de paz. 
             Es hora, pues, de ir superando  nuestra actual cultura de culpa en su doble dirección, ni cargar el peso de la responsabilidad en otros, para no humillarlos eternamente ante su dolor. En su lugar, debemos dar voz a los remordimientos para traducirlos en lecciones prácticas de cómo ser mejor persona que antes.

 Meditación: No basta arrepentirse del mal que se ha causado, sino del bien que se ha dejado de hacer.

 

domingo, 20 de julio de 2014

¿Por qué dudamos tanto?

            Partimos de que la duda es una indeterminación entre dos decisiones o dos juicios, a la que tenemos que afrontar, tratándose ante un hecho, una noticia o una creencia. La duda nos supone siempre un estado de incertidumbre.           
           Aunque nos parezca mentira, durante toda la vida estamos dudando, sin querer reconocer que en los momentos clave, si dudamos, fallamos. Cierto es que la vida está llena de dudas y si éstas no existieran, no llegaríamos a la verdad absoluta. Estas dudas hacen que nos bloqueen nuestras capacidades de entendimiento, llegando a un sufrimiento el cual hace que nos impida superarnos.
          ¿Cuántas veces no nos atrevemos a ejecutar un paso sin la convicción de qué sucederá en el siguiente? Parece que dudando siempre de todo y analizándolo todo llegamos a estar más seguro de todos los aspectos que se nos presentan en la vida. Pero visto desde un punto de vista personal, creo que no se debe dudar de todo, ya que esto no llevará una continua incredulidad de todo lo que vemos. Consideremos pues, que donde hay dudas no hay certezas. Por tanto si alguien duda sobre algo, debemos estar seguros de que no existe validez en esa cuestión; puesto que la duda llega a un límite de la confianza. Los motivos que originan las dudas pueden ser múltiples: malos entendimientos, desencuentros amorosos, meditaciones, especulaciones, celos, etc.
           Simplemente necesitamos una pequeña pausa para analizar determinadas situaciones, cuando las vemos muy claras y seguras, entonces es cuando merece la pena ahondar en ellas. De esta forma es posible que cualquier intento de elección nos conlleve una carga de ansiedad y sobre todo dudas, haciendo que adoptemos decisiones por pequeñas que sean. Es entonces cuando nos damos cuenta de no haber tomado un “camino” el cual ni habíamos pensado. Luego, cuando empezamos a participar más activamente, vemos el compromiso el cual ya nos resulta amenazante. Todo esto está sujeto a emprender situaciones en la vida en medio de un “mar de dudas”
            La inseguridad en uno mismo no es un sentimiento de superioridad, sino de independencia. Esa inseguridad llega a ser una emoción negativa, acompañada de unos sentimientos de inferioridad, como por ejemplo: no sentirse amado, dudar de uno mismo o miedo a las críticas. Esta tendencia a dudar de uno mismo origina a que tenemos expectativas irreales, debido a opiniones de los demás.
           Otras de las razones de porqué dudamos tanto, son experiencias del pasado de haber sido criticado, ignorado, ridiculizado o quizás tengamos tendencia hacia el perfeccionamiento. Si una persona ha sido criticada constantemente, jamás podrá poseer la seguridad en sí misma, puesto que cada vez que quiera emprender “algo” aparecerá la duda. Ese hecho crea un estado de incertidumbre, de incapacidad y de comunicación ante los demás, llegando siempre al sufrimiento con la duda.
 
Meditación: No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué punto se dirige.

jueves, 17 de julio de 2014

Complicidad con la pareja.

           Siempre hemos dicho que crear un espacio compartido de expresión abierta, de transparencia y complicidad nos ayudará a mejorar nuestras relaciones. Lo inverso es el enfrentamiento ya que suelen ser las actitudes que a veces adoptamos al hacer frente a aquello que se vive como amenaza, en lugar de asumirlo como una experiencia natural en cualquier relación, o incluso como una oportunidad para crecer juntos.
           Para que esta complicidad sea uno de los elementos para una relación de pareja exitosa, es necesario conocer lo que el otro siente o piensa en todo momento. La evasión o el sufrimiento suelen ser las actitudes que normalmente se adoptan para hacer frente a aquello que se vive como amenaza en lugar de asumirlo como una experiencia natural, e incluso como una oportunidad para crecer juntos.
           Cuando la pareja está empezando, las ganas de conocerse están en su mejor momento, y es agradable el poder ir descubriendo cómo es la otra persona, con su forma de ser, de pensar, sus gustos, disgustos e inquietudes, tratando de llegar a una complicidad. Este interés desgraciadamente con el tiempo desaparece, evitando que la relación se fortalezca. Así tal tipo de comportamientos repercute directamente en la forma de estar y de comunicar, conduciendo por fuerza al distanciamiento y al desamor.
             Esta complicidad no significa que ambos deban pensar igual o que deban coincidir en todo. Lo importante está en conocerse. Siempre se puede y se debe  mejorar la complicidad. El trabajo y la buena actitud es indispensable, por lo que hoy debemos compartir como “pequeñas situaciones” para mejorarlas y mantenerlas.
            Aunque parezca mentira los roles impuesto y las experiencias vividas en nuestra juventud pueden condicionar la vida personal con nuestra pareja.
            Pensemos siempre que la pareja ideal es subjetiva. Lo que es ideal para uno, quizás no sea tanto para el otro. La complicidad única entre los dos, es como un lenguaje común único que nadie entiende nada más que ellos, y al estar rodeados de gente, es posible que no nos entiendan. Esta complicidad significa amor verdadero. Si tu pareja realmente te quieres perderás todo el tiempo del mundo en conocerla. Quizás no te gusten algunas cosas, pero las comprenderás, las asumirás, las respetarás y al final serás su cómplice.
            Sí, el sexo; ¿por qué no hablar de ello? Aunque parezca mentira es lo mejor, lo único. Haciéndolo todo y sin hacer nada, todo resulta sencillo y sofisticado, Sencillamente es la fusión, es sentir el placer del otro, imaginarlo, provocarlo y sentirlo. Es realmente una comunicación real, es el lenguaje de los cuerpos sincronizados. Es empezar como el primer día, pero al mismo tiempo es conocer y provocar una y mil veces si fuera necesario. Es como querer saber y querer empezar de nuevo. Es oler, tocar, besar… en definitiva interpretar esa melodía, que siempre fue única, y aunque pase tiempo, nunca será igual. Será más melodiosa y sonará. Sí, pero diferente, aunque haya pasado mucho tiempo, con toda seguridad será más sincera.

 Meditación: La pareja no se apoya sobre la permanencia del amor y la sexualidad, sino sobre la permanencia de la ternura.

lunes, 14 de julio de 2014

Siempre queremos mejorar.

            Tendríamos que empezar diciendo que, nadie cambia si no lo quieres así. El origen de dicho concepto está en el miedo. El miedo al temor del futuro, nos hace acumular presiones para evitar la angustia de pensar que el “mañana” no será tal como lo deseamos. “Lo que tengo ahora tampoco lo disfruto”. De esta forma actuamos guardando lo que tenemos aunque nunca lo vayas a usar.
            Cada vez que iniciamos el deseo de modificar algo de nosotros o de nuestra vida nunca acaba de convencernos. Muchos se rechazan a sí mismo porque encuentran algo de ellos que no les gusta y deciden en ese justo  momento cambiarlo. Es posible que   no se sientan satisfechos consigo mismo. Lo que realmente debemos es estar seguros, es que pase  lo que pase en el transcurso de un tiempo, si estamos concentrados en mejorar, en cumplir un objetivo que nos hayamos autoimpuesto, tendremos mucho más posibilidades de triunfar, puesto que nuestro ánimo se encuentra en una actitud positiva.
            También es justo considerar la actitud de nuestra autoestima, la cual esté condicionada al éxito, puesto que ella será uno de los requisitos indispensables para conseguir esos estados de mejoras que todos anhelamos. Es natural que queramos mejorar y superar esas dificultades que tanto nos acosan, pero para ello es necesario sentirse bien con nosotros mismos.
            Todos los objetivos que nos propongamos dependerán de nuestro propio interés. Si ponemos el foco fuera de nosotros, perderemos el tiempo, además de esa energía positiva, que es necesaria para conseguir la mejora. Pensemos siempre que solo podremos controlar lo que está en nuestras manos; el resto, por mucho que lo intentemos, permanecerá en un círculo de influencias en el cual no nos movemos. Si te centras en lo que hacen los demás, sufriremos una tremenda frustración al no poder conseguir lo que los demás consiguen, y además perderemos la oportunidad de mejorar en lo que sí tratamos de pretender. Unos de los sentimientos que nos condicionan es la preocupación a conseguir esa mejora, Por tanto no debemos confundir la preocupación, con hacer planes para el futuro; sólo es de verdadera preocupación cuando de alguna manera nos encontramos inmovilizados por algo que de antemano sebemos que nos pueda pasar en el futuro.
             Esta preocupación la llevamos en nuestra cultura. Casi todos los seres humanos pierden un tiempo enorme en preocuparse en lo propuesto, quizás no nos sirva para nada, ya que ni un solo minuto de preocupación puede mejorar el futuro que nos proponemos. Este es un aspecto que deberíamos tener en cuanta, ya que nos hace desperdiciar muchos momentos presentes en comportamientos que no le brindamos retribuciones positivas. La preocupación sólo nos sirve para agregar un estrés innecesario a nuestra vida, evitando conseguir aquellas mejoras que nos proponemos.
             Recordemos siempre que lo perfecto es objetivo de “imposible”, y que nuestra meta está en la mejora sencilla y paulatina, no en la mejora total y definitiva. Aceptemos que no somos perfectos, y empezaremos a mejorar más cada pequeño avance,  cada éxito y sobre todo en cada aprendizaje.

 Meditación: Tal vez no podamos cambiar el pasado, pero siempre podremos hacer algo para mejorar el futuro.
 

viernes, 11 de julio de 2014

¿Por qué no somos alegres?

            Efectivamente, ser alegre se aprende, por eso el aprendizaje de la alegría debería ser tarea primordial en el hogar, puesto que el ser alegre, cambia nuestras actitudes deprimentes, negativas y derrotistas por otras positivas y esperanzadoras.
             La alegría está hecha de placer, de diversión, de curiosidad, de humor, de lucidez, etc. Nos permite afrontar los altibajos de la vida sin dejar de sonreír y de avanzar. La alegría de vivir es una fuerza existencial. Todos deberíamos aspirar a ella. La alegría de compartir con otros la propia existencia ha de ser potenciada, y enriquecida a través de todos los que nos rodean.
             Todos sabemos lo que es la alegría, aunque no todos coincidan a la hora de definirla. Ni siquiera los eruditos parecen poner de acuerdo. Muchos desconfían incluso de que es un “movimiento” entre el cuerpo y el alma. Otros pensadores, sin embargo, la definen como la necesidad de entregarse a ella, embriagándose de ella.
            Realmente siempre la definiremos como una emoción básica que nos ayuda a valorar lo que nos rodea, a ver el lado positivo de las cosas, a sentirnos unidos a los demás. Pero ¿cómo lograr sentirla? Muchos dicen, que no hace falta un gran acontecimiento para estar alegre, basta con vivir todo lo que  nos rodea a través de los cinco sentidos.
            Debemos intentar ser felices hoy, pues nunca sabemos que nos reserva el día de mañana. Siéntate y contempla la Naturaleza, quizás mañana no la puedas ver. No dejes marchar a un amigo, aunque personalmente no le conozca, porque es posible que algún momento lo necesites o simplemente le tengas que agradecer siempre sus palabras de apoyo, cuando él nunca se olvidó de ti.
            Solemos dedicar mucho tiempo al dinero, y al esfuerzo para adquirirlo, al conocimiento de cuidar nuestro cuerpo y conseguir fuentes exteriores de placer. En contraste, invertimos muy poco en lo que determina la calidad de nuestras experiencias.
            De hecho, no perder el sentido del humor es tan importante que una de las características de la salud mental es que las personas aprecien y respondan al humor.
           En verdad la vida social es sobre todo lo que nos da alegría, El hecho de disponer de una buena aptitud, de ser positivo, nos ayudará cuando nos pasa algo malo. La alegría de vivir nos la proporciona cosas simples; reír, el buen tiempo, hacer lo que nos gusta y también la sorpresa de la vida, como pueden ser las cosas inesperadas, por supuesto siempre que sean buenas.

 
Meditación: Un corazón alegre hace tanto bien como el mejor medicamento.

Rhapsody - Rachamanninoff


 
Meditación: Nos es buenos quedarse recordando el pasado con tristeza, es mejor dar un paso sonriéndole a la vida.

martes, 8 de julio de 2014

La gratitud III.

             Debemos pensar siempre que la gratitud puede enriquecer tu vida. Todos necesitamos el adecuado estado mental para disfrutar la vida; a esta necesidad le podemos llamar “gratitud”. El camino del buscador está lleno de espacios maravillosos, pero también hay momentos desérticos. Este, está lleno de felicidad, como cuando sale el sol por la mañana y las flores sonríen al mundo. Pero no siempre es así. También hay momentos de mucha oscuridad. A veces estamos perdidos, sin saber dónde estamos y sin saber si esa noche tiene un final.
            La gratitud es una tentación que llega a tener todo lo que uno desea. Es un verdadero engaño asumir que alcanzaremos la felicidad si se tiene dinero y tesoro, porque aun así, sabemos que hay gente que a pesar de poseer todo eso es ingrata e infeliz y sin embargo hay gente muy pobre llena de gratitud por lo poco que ellos tienen
            Es algo difícil de entender… Cuando las cosas van bien, es muy fácil estar agradecido. Pero el verdadero agradecimiento surge cuando las cosas no van bien, y es la prueba de fuego de nuestra gratitud.
           La verdadera prueba para saber si realmente somos buscadores o nos dedicamos a curiosear superficialmente, es cuando la noche oscura nos aborda el alma y no en momentos felices, como nos decía San Juan de la Cruz. Llegará un momento en el que la noche ya no exista. Es entonces cuando llega la tentación de pensar en la gratitud, al vernos desposeídos de todo lo que uno ha tenido.
          ¿De dónde viene ese sentimiento de crear gratitud?... El sentimiento de gratitud llega al mirar tu mundo de la mejor manera posible: con bondad, paciencia y perdón; sencillamente es un estado de agradecimiento espiritual que llega a valorar a la gente y a todas las cosas en tu vida. El sentimiento de gratitud es algo que podemos aprender y hacer crecer.
           La vida está compuesta de valles y cimas. El camino es muy largo. Cuando estamos en la cumbre soleada, gritamos de alegría y agradecimiento. Pero cuando estamos en los profundos valles oscuros, completamente perdidos, empezamos a estar indignados. Sería conveniente recordar que tu experiencia, no la proyecte hacia nadie. Es mejor ser independiente y asumir la responsabilidad. Eso nos hará más maduro y nos ahorraremos muchas indignaciones y rabias.
           Deberíamos pensar y reflexionar continuamente en aquello bueno que nos ha pasado y aquella buena persona que conocimos. Observad lo agradable que se desarrolla, tomando forma en nuestra vida porque aun en medio de las tragedias que todos en algún momento afrontamos, siempre hay un hilo de luz, algo o alguien por quien sonreír.

 Meditación: Mi mejor amigo es el que sabe hallar lo mejor que hay en mí.

 

 

sábado, 5 de julio de 2014

El deseo de ser original.

           Siempre debemos descartar frases como éstas: “ya intenté esto antes”, ¿y si me equivoco? o “pensar es perder el tiempo”, etc. Jamás debemos tomar una de estas actitudes. Ya en cierta ocasión dije; hoy por hoy, pensar no cuesta dinero. Si supieras cuantas cosas podemos solucionar si le dedicamos solo un poco, a pensar como se deben realizar las formas de actuar en determinadas situaciones.
            Hay muchas gentes que les gusta que les digan que piensan de uno mismo. Sería mucho mejor encontraste a ti mismo. Sí; pero, ¿cómo? Simplemente invierte unos minutos cada día en pensar qué es lo que es más importante para ti. Escribe qué es lo que te resulta más atrayente para ti y apégate a lo que has escrito. Ahora no me valen esas frases con las que abría este artículo: “y si me equivoco” o “pensar es perder el tiempo”, etc. Algunas veces la creatividad llega espontáneamente y otras nos sorprende trabajando y pensando.  Pues ante eso, el solo hecho de empezar a movernos, ya logramos romper esa inercia de inmovilidad hasta que nuevas alternativas lleguen a nuestra mente. Hay también una pequeña frase que dice “se tu mismo” No te des nunca razón alguna para sentirte avergonzado por haber intentado “algo” a pesar de haber fracasado. La vergüenza y el “qué dirán” son los obstáculos más grande para lograr ser original.
             La pregunta que nos surge es la siguiente: pero, ¿podemos ser creativos? Los expertos afirman que sí, con un entrenamiento adecuado. Para ello hay que tener en cuenta que, mientras estamos despiertos, funcionamos con un estado de conciencia   llamado  “estado de vigilia”. En cambio, si podemos llegar a estados más profundos por medio de la relajación y la reflexión. Puede que nos surjan ideas imprevistas que puedan ser de grandes aciertos. Todo depende de cuanta resistencia pongamos para dejarnos fluir. El ponerse metas en la vida ya contribuye a hacer algo nuevo, y quizás algo que nadie haya hecho.
             Pensemos que en realidad somos el producto de nuestros pensamientos. Lo que viene de adentro nos construye. Si solamente creamos amarguras, rencores y negaciones, nuestra vida será una verdadera ruina. Si por el contrario somos creadores de amor, alegrías, y certezas, seguro que conseguiremos una vida sólida y bella. En cierto modo todo ello es una “creación” de la cual sólo tú eres el beneficiario.
             En cualquier caso, como suelen decir los que se dedican a la creatividad de la publicidad, en cualquier momento y cuando uno menos lo espera aparece, casi de la nada, la idea o la solución que tanto se había hecho esperar. A propósito de la publicidad creativa, deseo hacer desde este pequeño artículo, un homenaje a un chico madrileño dedicado desde pequeño a la creatividad publicista, reconociendo que es un verdadero genio. (Aunque él no me conoce, se de alguien que sabe de quién hablo).
             Ya para terminar solo decir que la meditación refuerza la concentración en un solo punto, depurando de esa manera la mente de pensamientos parásitos que solo entorpecen y no nos dejan pensar con lucidez. Nunca digas: “no vale la pena”  siempre habrá tiempo para descartar lo que te sirva o no te parezca viable.

            Meditación: El trabajo hecho con gusto y con amor, siempre es una creación original y única.

 

miércoles, 2 de julio de 2014

¿Sabemos recapacitar?

           Un fracaso, una traición o por el contrario, una felicidad plena; algunos acontecimientos se nos quedan marcados en la memoria hasta el punto de convertirse en infranqueables. Sin embargo, necesitamos seguir nuestro camino si no queremos quedarnos estancados en una situación estéril.
            Nadie está exento de cometer errores, ya que todo no lo sabemos, pero una cosa si es importante, es que de ellos debemos aprender para que no se vuelva a repetir. Cada vez que fallamos debemos de recapacitar y preguntarnos ¿Por qué? Esta pregunta nos ayudará a identificar por qué sucedió y nos reconfortará, evitando que suceda nuevamente, lo cual si no se hace va en perjuicio nuestro.
             Somos seres enraizados en la memoria y las emociones; los acontecimientos nos tocan, nos marcan y nos transforman para siempre. Sean con o sin nuestro consentimiento. A lo largo de nuestra vida, también suceden que algunos episodios vitales provocan una especie de “parón visual” que nos imposibilita seguir adelante y ejercen un límite infranqueable en nuestro interior.
            Todo esto afecta a nuestra vida, hasta el punto, de perder oportunidades que no se presentarán jamás y se perderán por actuar de forma precipitada y sin recapacitar.
            Si un acontecimiento se opone a nuestros esquemas nos descoloca, nos incomoda e incluso, se manifiesta en nuestro interior, como algo doloroso e insoportable. Lo que sucede entonces es que no podemos ni superarlo, ni aceptarlo, ni renunciar a ello. Y debo reconocer que no estoy hablando de grandes traumas.
            Dicha incapacidad de dejar el pasado en su sitio se debe a nuestra impronta cultural, que cree obstinadamente que hay que borrar las huellas a través del perpetuo silencio. Sin embargo, esta situación se nos convierte en un “fantasma” que nos persigue, aunque pensamos que no. De esta forma recapacitar, es aceptar esa página escrita  leída y releía una y otra vez, tratando de darle un sentido nuevo que nos permita invertir en el presente.
           Cuantas veces se nos presentan conflictos que, dificultan e incluso pueden llegar a romper unas relaciones que ya han sido establecida en nuestra vida, pero generalmente estas discrepancias  están ligadas a situaciones en las que consideramos que tenemos “razón” acerca de una cuestión determinada, y además pensamos que la otra parte no sólo está equivocada, sino que además debería aceptar que estamos en los cierto y reconocer su error.          
           Por eso debemos de buscar el conocimiento de nuestro ser, llenándolo de sabiduría e inteligencia, la cual nos capacitará para tener una vida de triunfos sin fracasos, actuando conforme a los propósito realmente verdaderos y no a aquellos que en un tiempo fueron equivocados, ya que quizás sean los responsables de que fallemos una y otra vez.

 Meditación: No digas nada cuando estés demasiado eufórico, ni cuando estés demasiado enfadado, posiblemente te equivoques.